Sinopsis
Los fusilamientos del 27 de septiembre de 1975 provocaron una furibunda oleada de protesta internacional, con masivas movilizaciones sociales en la calle que se combinaron con declaraciones y medidas institucionales de diverso grado. Desde el asalto y quema de la embajada española en Portugal hasta la paralización por los Nueve de las negociaciones para la entrada de España en la Comunidad Económica Europea o la solicitud de México para su expulsión de la ONU. En múltiples latitudes, fundamentalmente en el entorno occidental, se extendió una indignación masiva ante una nueva violación de los derechos humanos cometida por la dictadura de Franco. En este artículo se abordará la actitud francesa sobre las últimas ejecuciones del franquismo, su contexto y repercusiones, atendiendo al estado de ánimo de la opinión pública gala, las iniciativas de movilización y protesta y la actuación gubernamental al respecto. Para facilitar la comprensión de esta cuestión se habrá de realizar una explicación preliminar sobre la evolución de las relaciones hispanofrancesas en los años previos y exponer la relevancia particular de este país en lo que atañe al exilio antifranquista, así como al desarrollo mismo de ETA, organización a la que pertenecían Juan Paredes (Txiki) y Ángel Otaegi, dos de los fusilados en la mañana de aquel último sábado de septiembre de 1975…