MENTE INFINITA, LA

MENTE INFINITA, LA

20-05-2025
ALTOPARLANTE
9788412950991
Rustica con solapas
352
350
135x210 mm
CASTELLANO
ESPAÑA
DIVULGACION CIENTIFICA
PVP
20.00

Sinopsis

Estamos en el norte de Tanzania, en la zona que hoy es conocida como Laetoli. Hace unos 3.600.000 años se estaba produciendo una erupción en el volcán Sariman que arrojaba ceniza sin parar. Pocos días después empezaron las lluvias. Las cenizas depositadas sobre la sabana se convirtieron en una blanda superficie. La lava era rica en carbonatita que al secarse cementa. En esos días pasaron por allí dos caminantes, o quizá tres como sostienen algunos. Van andando con cierta rapidez. Están descalzos y probablemente desnudos, quizá huyendo de la erupción. Sus huellas quedaron conservadas gracias a que, tras su paso, el volcán continuó arrojando cenizas y las rellenaron. Mary Laekey y su equipo las descubrieron en 1978, casi por azar, mientras se divertían en un rato de descanso en las excavaciones lanzándose excrementos secos. Constituyen un rastro de unos veintisiete metros donde se observan huellas de numerosos animales y de dos o tres homininos.

Las huellas de Laetoli son fascinantes desde todo punto de vista, pero las mencionamos ahora por un detalle. Al observarlas con atención se ve que a partir de un punto los homininos han cambiado el paso. Las huellas están ligeramente giradas y tienen otra profundidad. Todo parece indicar que han parado y se han vuelto para mirar hacia atrás. ¿Por qué se detuvieron?, ¿qué estaban mirando?, ¿cómo se pusieron de acuerdo para hacerlo? Sea cuales fueran las razones, supone la existencia de un comportamiento inteligente: ¿curiosidad?, ¿reflexión?, ¿duda?, ¿miedo,...? Se puede afirmar que esos homininos ya eran inteligentes, analizaban su mundo, podían comunicarse entre sí y tenían consciencia de la situación que se estaba dando. Y tomaban decisiones. Somos los herederos de esa mirada inteligente, de un fuego que prendió y que aun no comprendemos cómo se produjo. Constituye lo más fascinante de los seres humanos