Sinopsis
El pontificado de san Juan Pablo II ha supuesto un soplo de aire fresco en la relación entre la Iglesia y la cultura, el arte y la comunicación. Preocupado por disminuir la brecha entre la fe y cultura propia de la modernidad, el Papa Wojtyla tuvo muy claro que los cristianos debían estar presentes en los “modernos aréopagos” donde se juega el alma del mundo. Uno de ellos es el cine (y, por extensión, todo tipo de ficción audiovisual). A él le dedicó una parte pequeña pero muy sustanciosa de su magisterio. De hecho, ha sido el último de los Papas contemporáneos que ha prestado una atención monográfica al séptimo arte. Este libro recoge sus principales enseñanzas al respecto: el cine como vehículo de espiritualidad y cultura, como pedagogo social y como instrumento de evangelización.