Sinopsis
«Un ensayo original y cautivador que recorre con vivacidad las         múltiples expediciones literarias a ese país secreto que es la         convalecencia. Al desapego de la medicina, el autor opone la audacia   de los escritores a la hora de examinar las sensaciones inéditas, los  estados singulares, las variaciones del cuerpo durante el obligado     reposo». 
                                                        Le Monde
                                                         
                                                                 
                                                                 Los médicos se sienten a menudo impotentes ante ese periodo confuso y  vacilante que llamamos convalecencia: ya no es enfermedad, pero        tampoco la salud se ha recobrado plenamente. Un descanso forzado que   preocupa e impacienta a moralistas y burgueses, pues hace olvidar      pronto los beneficios de la vida activa; pero un verdadero oasis, por  el contrario, para cualquier escritor: para Jane Austen y Madame de    Staël, para Goethe, Tolstói, Zola y Henry James, para Rilke, Proust,   D"blin, Céline, Thomas Mann y tantos otros. 
                     
                                                                 
                                                                 ¿Elegir la paz que brinda la habitación ?ese remanso para el           pensamiento, para la creación, para el amor incluso? o el fragoroso    esfuerzo que demanda el mundo? En el pasado, el reposo se contemplaba  solo como consecuencia inevitable del ardor guerrero o como tregua     destinada al riguroso examen vital, a la conversión profunda y         ejemplar. Sin embargo, en este siglo que ahora habitamos, en el que    como sociedad seguimos y estamos gravemente dañados, parece que nos    hayamos vuelto más atentos y sensibles a esa pausa tan intensa como    limitada. Porque demasiado bien sabemos que los placeres frágiles de   la convalecencia apenas resisten los embates de los acerados tiempos   modernos.